Ahora sí parece que, salvo sorpresa mayúscula, La Vuelta queda vista para sentencia. Y curiosamente ha quedado (casi) sentenciada en un puerto en el que los corredores prácticamente no han sacado el plato grande, salvo en sus primeras rampas. Menudo disgusto debe tener Guillén. Resulta que todos esos finales en alto de 3-4 kms y con porcentajes imposibles no han servido para nada, y ha tenido que ser un puerto de 17’8 kms el que haya puesto a cada uno en su sitio.
Parecía que Valverde lo tenía bien, al menos que sería un duro rival para Yates y que, salvo algún despiste en la etapa de mañana, todo se decidiría por segundos, incluso por los que otorgan las odiosas y tramposas bonificaciones. Valverde ha explotado en la etapa que menos se podría esperar, o no…
Su equipo llevó el peso de la carrera durante gran parte de la etapa llegando incluso a cortar el pelotón en un momento de tensión, momento que Yates superó sin un ápice de nerviosismo al verse cortado. Anacona imprimió un fuerte ritmo en las primeras rampas de la Rabassa, las más duras. No seré yo quién cuestione la táctica de Movistar, pero igual hacer la carrera dura cuando estás tan cerca en la general y no eres un escalador no es lo más correcto.
Quintana sacó unos metros junto a Kruijswijk y Bennet, un poco después se les uniría Pinot, mientras Haig marcaba el ritmo para el líder. Un líder que a nada más y nada menos que 10 kms de meta decidía demarrar con gran fortaleza dejando tan sorprendidos como paralizados a sus más inmediatos rivales. No le costó mucho al británico enlazar con el grupo cabecero dónde ya no estaba Bennet y no tardaría en descolgarse Quintana para, por una vez, hacer labor de equipo en favor de Valverde que en ese momento era ayudado por Carapaz.
A partir de ahí fue un quiero y no puedo del grupo trasero y una exhibición de Yates que se iba como un tiro a afianzar el maillot rojo de líder de la carrera.
Lo intentó Mas con más ilusión que fuerza, sufrió mucho Valverde mientras pudo, y sin hacer mucho ruido, Kruijswijk perdía muy pocos segundos en meta para auparse al tercer puesto provisional en la clasificación general.
Valverde no ha estado mal, ha estado como siempre en sus 16 años de profesional. Quizás la culpa es nuestra por esperar que alguien que ha ganado una Gran Vuelta en sus 16 años de profesional pudiera volver a repetirlo con 38 y después de una temporada tan cargada. Y no es una crítica, es una realidad que muchas veces intentamos obviar.
Movistar, al igual que en el Tour, es el gran derrotado de esta Vuelta a España, seguidos muy de cerca por Guillén, que ni en sus peores pesadillas se podría imaginar que un puerto que se sube a plato fuera a decidir su carrera, esa carrera de finales de 3 kms en pistas de cemento. Tranquilos, no sacará ninguna conclusión de esto y el año que viene nos encontraremos con el mismo bodrio de recorrido habitual.
Mañana etapa con distancia de juveniles para terminar de desprestigiar esta Vuelta que algún día formó parte de las 3 Grandes. Ojalá no pase nada, nadie merece perder (ni ganar) su posición en una Vuelta de 3 semanas en una etapa de menos de 100 kms y.