Y qué bonito es el ciclismo, el de verdad, el de recorridos duros, sin desniveles imposibles, y km… porque ahí estuvo, está y estará la clave de este deporte.
Etapa dura, bonita, disputada y larga. Larga para lo que es el ciclismo moderno, muy lejos de esas etapas de más de 250 km que nos podíamos encontrar hace no tantos años. Ahora con poco más de 200 km ya nos damos con un canto en los dientes.
Pero una cosa es cierta, si son tan disputadas desde el 1er km como la de hoy, no necesitamos más!!
Hay una circunstancia muy indicativa de la velocidad a la que rueda un pelotón, el tiempo que tarda en producirse/consolidarse la fuga y la distancia que le conceden a esta.
Hoy ha tardado mucho y la distancia escasa, alrededor de los 2′. Y no ha sido por falta de ganas ni de clase, corredores como Lazkano, Carapaz y Healy se dejaron el alma para que esa fuga caminase, mientras los sprinters y otros no sprinters como Peio formaban el autobús que debería llevarlos a meta dentro del control, pero UAE se las prometía muy felices en un recorrido muy propicio para Pogacar.
Visma no es el de otros años, pero aún después de la caída de Van Aert, caída de juvenil por cierto, conservaban cuatro corredores en el grupo principal, los mismos que UAE.
El equipo de Pogacar, o de Matxin, llevó un ritmo endiablado de salida con Politt y Wellens llevando gran parte del peso de la carrera para dar paso posteriormente a Soler y Sivakov. Hasta ahí todo muy bien pero cuando se quedan los cuatro magníficos da la sensación de que hay mucho patrón y poco marinero.
Mientras Ayuso sigue a lo suyo y Almeida iba resguardado, no quedaba otra que poner a Yates a tensar. Desconozco si esa era la estrategia, si quieren conservan a 2 corredores más cerca del podio o si Yates estuvo tan fuerte que no dio opción a sus compañeros de poder trabajar pero deberían ir pensando en sacar partido a todo ese potencial, incluso a riesgo de que se revuelva el gallinero, todavía más…
Y llegó el momento, saltaba Pogacar con su habitual explosividad, esa que no tiene Vingegaard y que ningún otro corredor de los de la general es capaz de soportar. Vingegaard amaga y Roglic sale al rescate, ambos colaboran hasta que Vingegaard lo suelta y decide recuperar el tiempo perdido.
Casi le sale bien pero Pogacar ve la jugada y decide repetir la del Galibier, unos pocos segundos en la cima se convierten en medio minuto tras el descenso, algo más con el futbolista y «nuestro» Carlitos.
Los km siguen y llega el segunda, puerto no muy largo pero con rampas duras. Pogacar por delante y Vingegaard suelta a Roglic, coge ritmo el danés que recorta con el esloveno, el de delante, el otro sufría mientras se descolgaba.
Pogacar está pálido, pide agua y toma geles (211 km, recuerden) y Vingegaard se le acerca. Volverá a hacerle la misma jugada del puerto anterior? Lo intentó, pero esta vez el danés llegó y se soldó a su rueda para iniciar el descenso juntos.
Mucho respeto entre ambos pero esta vez sí, como tiene que ser en este tipo de etapas, Vingegaard entra al relevo.
Los km se acaban y queda un tercera, alguno probará? Parece que no, todo quedará visto para sentencia en un sprint en el que 9 de cada 10 veces Pogacar sería el ganador.
Vingegaard delante, Pogacar a su rueda, miden la distancia y arranca el diésel con Pogacar queriendo pero no pudiendo, tres veces se sentó durante el sprint mientras un imperial Vingegaard ganaba con ese golpe de riñón cual sprinter experto curtido en mil batallas.
Calambres? Sospecho que sí, cuando te sientas en un sprint es porque las fuerzas se han ido, porque quieres pero no puedes, porque tus músculos no te dejan seguir de pie sobre los pedales y empujas hasta con el alma.
Victoria psicológica? Mucho. Derrota psicológica? Muchísimo también.
Pogacar y Remco se despacharon a gusto, tras la vergüenza de etapa para graveleros, con el danés por no haber pasado al relevo, por hacer lo que tenía que hacer, por ser el mejor corredor a nivel táctico, por pensar, por no dejarse llevar, por ser un ciclista de verdad.
Pedir a Vingegaard que relevara ese día es lo mismo que pedir a Remco que relevara hoy subiendo al danés mientras se iba descolgando. Lo mismo que pedir a Pogacar que diera ese último relevo antes de meta cuando se intuía que no iba todo lo fino que debería, pálido, serio, casi desfallecido.
Cada uno debe seguir su estrategia, según sus fuerzas y capacidades, según su equipo e inteligencia y, en eso, Visma y Vingegaard van un paso por delante.
Lo dije desde el primer día, hay Tour. Visma tiene una X en el calendario y ese día sabremos la composición del podio en Niza, porque sólo atacará una vez, como los campeones. Porque no necesitará sprintar en cada pancarta para rapiñar segundos de bonificación, porque cuando saca diferencias las saca de verdad. Porque su equipo le respaldará, todos a una, sin buscar el lucimiento personal.
Estoy dando por hecho su victoria? No, para nada. Apuesto a que lo van a intentar, no me atrevo a asegurar que lo van a conseguir. UAE todavía tiene el Tour en su mano, y más lo podría tener si organizaran sus peones y jugaran a ganar con ellos. Ahora mismo es una opción, yo la usaría antes de que se convierta en necesidad.
El lenguaje corporal de Pogacar en meta, y el del Padrino, denotaban preocupación, tensión y cierto grado de decepción. Porque una cosa es que te aguanten a rueda y, otra muy distinta, que te recorten 30″ y te ganen al sprint.
Bien el futbolista en una etapa muy de su estilo, muy efusivo en meta felicitando a Vingegaard (ya te digo yo lo que estaba pensando el danés de él) y bien Roglic hasta su enésima caída que no podía faltar tampoco en este Tour. Qué importante es pasar por las escuelas de ciclismo!!
Un poco más atrás la banda de Emiratos (4 corredores entre los diez primeros de la general) con Ciccone, Landa y Carlitos.
Y Mas? Está Romo. Espero y deseo que sea un punto de inflexión en su carrera y no vuelva a aparecer por el Tour. Por su bien, por el de su equipo, hay vida fuera del Tour.
Quiniela: 55% Vingegaard / 45% Pogacar