Poco más de 2h 30′ para una etapa de 120 km indigna del ciclismo profesional, es el nuevo ciclismo, el ciclismo de pescaderos, saltadores de esquí, futbolistas y yankees sin tradición.
La New way en la que todo un ganador de Tour arranca llevando a su compañero de líder y le da un gran bocado a la diferencia que éste tenía.
Una New way en la que los rivales se miran unos a otros esperando a que sea el Espíritu Santo quien se ponga a tirar.
La etapa salió rápida y bajo una intensa lluvia con numerosos intentos de fuga que no consiguieron fructificar.
Jumbo quería ganar la etapa para dedicársela a su compañero Van Hooydonck que horas antes había sufrido un grave accidente de tráfico provocado por un infarto mientras iba al volante de su coche, y lo hicieron, pero…
Jumbo, salvando las distancias, corre el riesgo de convertirse en el Gewiss de Berzin y Ugrumov que tan lamentable espectáculo nos dieron en los ’90 (los más jóvenes que lo busquen en Google).
Y es un riesgo provocado más por la inoperancia e ineptitud de sus rivales que por la actuación individual de cada uno de ellos.
La arrancada de Vingegaard era innecesaria, todavía llevaba a Valter marcando el ritmo, pero contó con el beneplácito de la dirección del equipo. O eso quiero creer después de que se le viera echar la mano al pecho para hablar por el pinganillo.
Estratégicamente no fue un mal movimiento. Al igual que en el Tourmalet mueves a tu 3er hombre en la general para que gane tiempo sobre sus inmediatos perseguidores a los que obligas a desgastarse persiguiendo para un posible «remache» de alguno de los otros 2 compañeros más cerca de meta.
Problema? Que ninguno de los inmediatos perseguidores se movió. No sólo eso, UAE mandó a un gregario que no cuenta para la general en persecución de Vingegaard mientras Soler hacía la goma y Almeida miraba para otro lado en el grupo del líder. Ayuso? Se marcó un Enric Mas. De Mas mejor no hablemos. O sí, pero más adelante.
Con esa brillante estrategia y el grupo de favoritos parado muchos descolgados volvíanq entran e incluso se permitíanel lujo de arrancar), Vingegaard hacía camino. Y tanto que hacía… más de 1′ de ventaja sobre sus más directos rivales en una etapa de mierda como esta. Alguien podría haber pensado en tal diferencia? No, seguro que no.
Roglic, el más perjudicado por el movimiento de Vingegaard, decidió que ya había tenido bastante y se movió. No hizo peligrar nunca la victoria de su «compañero» pero dejó imágenes poco elegantes, al menos en el ciclismo de la Old School.
Perseguir a un compañero mientras vuestros rivales directos te siguen la rueda y mientras tu otro compañero, el todavía líder de la general, sufre por no cortarse no es la imagen que un equipo quiera ver.
El movimiento de Vingegaard tiene una explicación táctica y otra emocional. Si su arrancada fue pensando en una reacción de sus rivales fue una buena decisión que salió demasiado bien a nivel personal y, demasiado mal, a nivel de cohesión de equipo.
Si su movimiento fue pensando en colocarse por delante de Roglic por si mañana Kuss falla… ya hemos visto el resultado, veremos las consecuencias.
Si Kuss falla mañana La Vuelta es de Vingegaard pero su relación con Roglic nunca volverá a ser la misma. Quizás eso es lo que quiere y busca dar motivos al esloveno para abandonar el equipo.
Lo mejor de la etapa ha sido lo que no se ha visto y, sobre todo, lo que pasó después en los hoteles de los equipos.
«Victoria amarga» e indudable tensión en Jumbo (aunque las declaraciones vayan en otra línea) entre los 2 capos y el subalterno, UAE corriendo como la banda del tío Tom y Movistar con Mas meando fuera del tiesto y cargando a sus compañeros con una culpa que no tiene otro responsable más que él.
Las declaraciones en meta han ido desde el «no quiero que me regalen esta Vuelta» de Kuss (no seas tonto, no tendrás otra oportunidad en tu vida) hasta el «no tengo compañeros para la montaña» de Mas.
Aunque mi favorita de «la ensaimada mallorquina» fue «arrancó Vingegaard y lo dejaron ir». Lo dejaron ir!!! Como si la cosa no fuera con él!!!
Mas ha pasado de ser un buen corredor con un gran potencial a ser un engreído encantado de conocerse que actúa como una estrella sin serlo. No ha ganado nada de lo que se le presumía y dudo que lo vaya a ganar. Debería poner los pies sobre la tierra y dar gracias de que Movistar no tenga nada a lo que agarrarse porque su carrera está cogiendo una deriva preocupante, muy preocupante diría yo.
Jumbo sigue teniendo La Vuelta en su mano, lo que no sé es si la tiene en su cabeza o nos dejará imágenes más propias de un pescadero, un saltador de esquí y un yankee haciendo un road trip. Problemas colaterales de que los mejores ciclistas de la actualidad no sean ciclistas sino grandes deportistas a los que se le da bien andar en bici.
Mañana Angliru.