Hace ya bastante tiempo que estoy convencido de que los mayores enemigos del ciclismo están dentro. Es algo que, por otro lado, no debería sorprendernos ya que los»ataques» más devastadores siempre se sufren con fuego «amigo», aunque a veces lo desconozcamos.

El nuevo presidente de la UCI lleva muy poco en el cargo, desconozco sus «méritos» para estar en el mundo del ciclismo, y más como máximo mandatario de este maravilloso deporte, pero de lo que sí estoy seguro es de su desmedido afán de protagonismo, de su nulo conocimiento sobre el ciclismo y de que su mandato no traerá nada bueno.

Hoy nos despertábamos con la maravillosa idea de reducir los días de competición de Giro y Vuelta a 17 , así como que está en contra de los pinganillos y de los potenciómetros. No sé cuál de estas aberraciones es peor, pero echar la culpa de una supuesta falta de espectáculo a cualquiera de ellas significa no tener ni idea de ciclismo, no ver las carreras o ser un completo idiota con una gran carencia para poder analizar las situaciones que se viven en este deporte.

Os voy  a dar una noticia, el ciclismo ha cambiado!! El mundo evoluciona, los métodos de entrenamiento mejoran, los equipos preparan mejor las carreras, los corredores se especializan, se mentalizan, se alimentan bien, y así podríamos seguir con un sinfín de cosas más que hacen cada vez más difíciles que volvamos a ver esas situaciones de carrera vividas antes de los ´90.

¿Es todo eso malo? Rotundamente no! ¿Harán las medidas expuestas por David Lappartient que el «espectáculo» aumente? Un todavía más rotundo NO!!

Llegados a este punto podríamos discutir qué es espectáculo ¿? , (para mi 15 finales en alto y etapas de 100 kms desde luego que no) y qué cercena ese espectáculo según estos eruditos del ciclismo. Yo lo que veo son equipos muy bien estructurados que trabajan escrupulosamente para ganar con los mejores medios de los que disponen.

Reducir los días de competición de una Gran Vuelta es una completa aberración, es cargarse la esencia de una Gran Vuelta, es quitarle el «Gran» que lleva delante y dejarla en un Vuelta más.

Quitar los «pinganillos» es decirle al director que se quede en casa, que su opinión no cuenta (cuando debería de ser la que manda) y que además los corredores son tan tontos que al no recibir órdenes se equivocarán tan a menudo que hará que ese caos generado produzca «espectáculo» (argumento utilizado por muchos detractores del pinganillo).

Y qué decir de los potenciómetros… Froome sólo gana porque lo lleva en competición, ¿verdad?

Cuándo un tonto con afán de protagonismo dirige una Federación autonómica es un inmerecido castigo, pero cuándo dirige la UCI puede ser una hecatombe !!

J.G.