Después de 3 días de competición por «tierra santa» y el preceptivo día de descanso por razones logísticas el Giro tocaba suelo italiano en la isla de Sicilia con 2 etapas muy nerviosas y sus primeros finales en alto, que no en un puerto. La primera de ellas fue para un fortísimo Wellens que hizo bueno el trabajo de su equipo en los peligrosísimos kms finales en los que cedió algo de tiempo Froome. Peligrosísimos porque estaban sin vallar en zonas estrechas y rápidas donde el público invadía la calzada, y peligrosísimos porque entraban en el último km en bajada, una empinada bajada propia de una Vuelta amateur en la que se exige cumplir el reglamento a rajatabla a todo el mundo excepto a la organización.
Al día siguiente el Lotto buscó repetir triunfo con el bocachancla de Wellens que se explayó a gusto criticando a Valverde por, según él, volver más fuerte después de su sanción. Quizás debería repasar el palmarés del murciano tanto antes como después de su sanción y pensar si algún día podrá ganar una cuarta parte de lo que él ganó antes de atreverse a volver a abrir la boca. El final no era tan duro como el del día anterior y fue el italiano Battaglin quien se llevó el triunfo con relativa facilidad sobre Visconti. Otra caída hizo a «Superman» López perder un tiempo valiosísimo que fue minimizado gracias al buen trabajo de Luisle, debería hacérselo mirar porque nunca conseguirá hacer podio en una Grande siendo tan habitual verlo besar el suelo.
Y por fin llegó el Etna, primer final en un puerto de cierta entidad que como suele pasar en la primera semana de una Gran Vuelta no decide quién va a ganar pero sí puede decidir quién ya no lo va a hacer. El Etna es un puerto «fácil», un puerto que favorece a buenos rodadores que suben bien por encima de los escaladores puros, un puerto que vio como el líder Dennis conseguía llegar prácticamente hasta el final con el grupo de favoritos, un puerto en el que se presumía que tanto Dumoulin como Froome iban a estar muy parejos.
La fuga del día se hizo en el km 50 de carrera, y menuda fuga! 24 corredores entre los que se encontraban algunos de la talla de Henao, De la Cruz, Chaves o Gesink. De la Cruz por Sky y Haig por Michelton principalmente mantuvieron viva la fuga hasta las faldas del Etna con BMC y sobre todo Astana intentando acercarla lo máximo posible. Por delante 2 favoritos para llevarse la victoria en caso de que los favoritos no les echaran mano, Henao y Chaves, por detrás 2 carreras diferenciadas, luchar por la etapa y el duelo particular Dumoulin/Froome. Lo intentó «Superman» con más ganas que fuerza, lo intentó Dumoulin con algo menos de consistencia de la esperada, resistía Froome con su habitual estilo agónico, observaba Yates.
Por delante Chaves dejaba hacer hasta que vio su momento, momento en el que decidió arrancar y no volver a mirar atrás. La distancia con el grupo no era mucha pero la que le quedaba a meta era menos y de repente, cuando todos se miraban y en un movimiento táctico sublime, su compañero Yates arrancaba como lo hacen los campeones dejando a todos con pasmosa facilidad. Enseguida se vio que iba a alcanzar a su compañero y la duda estaba en saber si respetaría su victoria o podrían más los segundos de bonificación que se otorgan al ganador. El corazón pudo más que la razón.
Michelton sale del Etna con victoria de etapa y el rosa, Dumoulin con un equipo que le haga el trabajo y Froome vivo, la lógica nos dice que irá a más ya que su enfoque de la temporada así lo requiere. Dumoulin es un gran corredor, el mejor contrarrelojista y sube con los mejores pero yo no perdería ni una oportunidad de meter tiempo a Froome.
Poco queda aparentemente del Sunweb del año pasado que era capaz de controlar una carrera con gran suficiencia y disputar las 3 Grandes pero ya sabéis, el amarillo (rosa en este caso), suele dar alas.
J.G.