El azul está de moda

El pasado fin de semana el ciclismo tenía 2 citas; Strade Bianchi y el comienzo de la París Niza. La primera, perteneciente a esas carreras carentes de historia ni tradición y que se ha hecho un hueco en el calendario internacional a base de marketing y aficionados de revista. La segunda, posiblemente la Vuelta de una semana más prestigiosa del calendario internacional.

La primera totalmente carente de «espectáculo», salvo que el hecho de que transiten por pistas sin asfaltar lo consideremos espectáculo. La segunda, en 2 etapas llanas, de esas que desprecian los comentaristas/juntaletras de la prensa patria, nos ha regalado algunas de las imágenes más bonitas que nos puede regalar un pelotón.

Dile a Urán que le paso el teléfono de mi médico. Y si quiere el de mi cocinero también!

La primera ha sido ganada fácilmente por Alaphilippe ante Fuglsang colocando al azul como color de moda y que no falte en un podio, que sea oscuro Quick Step o celeste Astana es lo de menos. En la segunda ha sido Groenewegen el que mejor ha pasado los abanicos los 2 días para imponerse con sendas victorias, ajustadísima la primera ante Ewan, un poco menos las segunda ante Cortina.

En la primera se quedó por el camino Thomas en una caída aparentemente sin consecuencias. En la segunda, en 2 etapas «intrascendentes», se ha ido para casa con una clavícula rota Urán y han perdido tiempo todos los favoritos respecto a Bernal y Kiatkowsky, incluído el ganador del año pasado.

Cuando corres para ganar desde el 1er día.

El ciclismo, como todo, cambia. Por el bien del mismo que los cambios sean para bien.

JG.