Y casi sin tiempo para recuperarnos de la Amstel Gold Race llegaba la segunda de las «Clásicas» que forman parte del Tríptico de las Ardenas, la Flecha Valona. Casi 200 kms plagados de cotas que tienen como traca final el Muro de Huy, ese muro final que lo decide todo y que parecía ser coto privado dominado a la perfección por Alejandro Valverde. Ese muro que lo decide todo y que al mismo tiempo suele ser el culpable de la ausencia de ataques relevantes en los kms previos, por suerte, esta vez no fue así.

Fui tremendamente crítico con la reducción de corredores en el pelotón por parte de la UCI, sobre todo por cómo vendieron la medida, seguridad decían… pero ya comenté en anteriores posts que , casualidad o no, estamos viviendo las Clásicas más emocionantes de los últimos años, con más ataques y más dificultad para controlar la carrera. Si hay algo que el pelotón hace bien es medir los tiempos, calcular cuando acelerar para cazar lo más cerca de meta posible pero qué pasa cuándo no hay corredores para tirar? Posiblemente están en esa fase de adaptación, de desconcierto ante lo nuevo y en breve veremos como se controlan de la misma manera que antes o cómo otros equipos menos favoritos echan una mano, cuando a lo mejor lo que deberían de hacer es sumarse al ataque ante la dificultad de los «capos» para controlar.

La carrera transcurrió sin nada especialmente reseñable hasta que nos metimos en los últimos 50 kms de la misma, con la fuga del día por delante el italiano Vicenzo Nibali decidía mover el árbol y poner en jaque al pelotón de los favoritos. Se formó un grupo grande y con muy buenos corredores dónde Movistar consideró que su hombre debía ser Rojas, que no tardó en descolgarse para aportar más bien poco en la persecución llevada a cabo con ayudas puntuales de otros equipos por Landa .


Valverde era el máximo favorito y el resto del pelotón lo sabía, Movistar debía asumir la responsabilidad y así lo hizo mientras tuvo efectivos pero habría que analizar porqué decidieron dejar a Landa atrás en vez de filtrarlo en una fuga que hubiera obligado a otros equipos a trabajar muy mucho por detrás y que ofrecería ciertas garantías al equipo español. Fuga que llegó a coger 1′ y en la que Nibali contaba con un compañero (Benedetti), y Quick Step, Michelton y Astana con grandes rodadores (Max Schachmann, Jack Haig y Tanel Kangert). Está Landa ganándose los favores del verdadero capo del equipo con vistas al Tour?

No fue hasta que Lotto decidió poner toda la carne en el asador cuando el pelotón demostró tener controlada la fuga, fuga que se había roto en los últimos kms y en la que se destacaban Haig y Schachmann dejando ya resignado a Nibali que una vez más se había convertido el gran animador de la carrera. El italiano sabe qué lugar ocupa, sabe cuál es su opción de ganar y siempre la juega, eso le ha dado su reciente Milán Sanremo, eso le hizo ir en cabeza hacia la victoria hasta su caída en los JJOO y eso le hizo estar en esta Flecha con opción de ganar hasta la aproximación a Huy.

Una vez en Huy todo parecía preparado para que Valverde reeditara el triunfo al que nos tiene tan acostumbrados, Vanendert puso un ritmo brutal que logró alcanzar a Schachmann y estirar tremendamente el pelotón con Alaphilippe soldado a su rueda y Alejandro Valverde un poco más retrasado. El francés se dio cuenta del retraso del español en una ligera mirada atrás que fue clave para que se decidiera a lanzar su ataque final superando fácilmente a Vanendert y siendo ya totalmente inalcanzable a pesar del cambio de ritmo final de Valverde, ese cambio final casi imbatible que esta vez no fue suficiente y que nos dejó la imagen tan poco habitual de éste sentándose derrotado sobre su sillín.

Tercero aguantaría Vanendert, cuarto Kreuziger, quinto Matthews (tremenda su subida), sexto Mollema (muy discreto toda la temporada y que sólo podría justificar con un podio en el Tour), séptimo Wellens, octavo aguantaría Schachmann (tremenda su carrera y su subida final a Huy), noveno Bardet y complentando el top10 Konrad.

Valverde es un portento, a estas alturas no tiene mucho sentido discutir eso, pero tiene un déficit importante en visión de carrera que nunca fue subsanado desde el coche y que no lo va a ser en los años que le quedan. Disfrutémoslo mientras nos dure porque no lo vamos a cambiar y, lo que es peor, no volveremos a tener a nadie con estas características en muchos años.

Próxima parada La Decana.

JG.