Oye tío, mejor pasamos, no?

Los ciclistas suelen tener sobrados motivos para quejarse; esa mierda que llaman «sterrato» (llamarlo camino de tierra no tendría glamour), adoquín del bravo en la primera semana del Tour, quilómetros finales más propios de una gymkana que de una carrera ciclista con bajadas ilegales por normativa, bolardos sin señalizar, puertos imposibles en los que la dificultad está más en mantener el equilibrio que en subirlos, traslados maratonianos a horas intempestivas con apenas tiempo de recuperación o coches de invitados conducidos por impresentables que valoran más ver la carrera en primera fila que la seguridad del pelotón son algunos de ellos.

Es curioso que nunca los veamos protestar por ninguna de estas circunstancias, y cuando lo hacen, suele ser tímidamente y son rápidamente silenciados. Sin embargo no tardan en ejercer su influencia cual Mafia Siciliana cuando no tienen ganas de pedalear, como hicieron para vergüenza del ciclismo, en la última etapa de este inolvidable Giro de Italia. Es por todos sabida la influencia ejercida por los «Capos» del pelotón para amedrentar en alguna ocasión a los que quieren competir, el máximo exponente de esta actitud mafiosa fue Armstrong y su víctima Simeoni que llevó a éste a la retirada, pero eso es otra historia y por otro motivo.

El ciclismo es un deporte de riesgo, mucho riesgo diría yo, y no es necesario aumentarlo artificialmente pero entre una autopista y un recorrido muy peligroso siempre hay un término medio. La fórmula para ganar una Gran Vuelta en los últimos años suele ser sacar tiempo en la C.R.I. y aguantar en la montaña, en menor medida se puede dar el caso contrario, ganar tiempo en la montaña y compensar así la pérdida en la C.R.I. pero… dónde está escrito que no se puede ganar bajando? Y en una última etapa ratonera?

El miedo es libre y dentro de unos límites forma parte del «juego», la técnica forma parte del ciclismo al igual que la táctica, al igual que la forma física, al igual que el equipo y que la fortaleza mental. Nunca, e insisto, nunca se debería neutralizar los tiempos de una etapa salvo una causa de fuerza mayor como podría ser quedarse sin asistencia sanitaria durante la prueba y no poder seguir compitiendo, en cuyo caso tampoco se disputaría la etapa. Pero este numerito que montan los ciclistas de vez en cuando está de más, si el recorrido es peligroso para los de la general también lo es para los de la etapa y ésta debería suspenderse.

Resulta patética la imagen de un pelotón reducidísimo disputando la última etapa en Roma mientras el resto del grupo se la fumaba alegando una peligrosidad que en ningún momento era tal. Igual de patética que la imagen de los Capos «negociando» en plena carrera con los comisarios que trasladarían al organizador el chantaje al que los estaban sometiendo. Nunca criticaré a un pelotón por llegar con 20´ de retraso pero ese retraso debería contabilizarse en la clasificación general, lo contrario significa falsear y desvirtuar una carrera que había sido preciosa, emocionante, espectacular. Pero bueno, una Vuelta que reparte bonificaciones ya está desvirtuada de por si.

En lo deportivo todavía nos esperaba una sorpresa más en la última etapa en la que el pelotón decidió competir, Pinot, que el día anterior había sido el gran (único) aliado de Dumoulin desfallecía estrepitosamente mientras Astana ponía un ritmo que buscaba precisamente eso, aunque ni en sus mejores sueños esperaban que el botín obtenido pudiera llegar a ser tan jugoso . Perdería 45´en 40 kms y de ahí para el hospital donde pasaría la noche y le recomendarían no salir en la última etapa, recomendación que aceptó de buen grado. Me temo que no tendremos más noticias sobre el diagnóstico y su evolución.

Ese desfallecimiento dejaba una plaza libre en el podio  para el colombiano Superman López que deberá mejorar mucho su técnica si quiere optar a algo más en una Grande, no cuela como mala suerte cuando de media te caes dos veces por carrera, y no suelen ser caídas leves precisamente. Carapaz, qué gran descubrimiento, era la única rueda que debía seguir para conseguirlo y así lo hizo. Por su parte Dumoulin lo intentó con más oficio que fuerza, con más ganas que convencimiento, más por imagen que por decisión, y Froome no tuvo problema para aguantar e incluso remachar cuando el pelotón, muy castigado por la etapa anterior, era ya sólo un espejismo y los mejores de la general eran ya los únicos que asomaban. Etapa ganada en fuga por un enorme Mikel Nieve el día de su cumpleaños.

El simulacro de etapa final en Roma fue ganada por Bennet ante el gran favorito Viviani pero no merece siquiera un mínimo comentario dada su actitud.

Se acaba el Giro de Froome, se acaba el Giro con salida en Jerusalén, se acaba el Giro de los desfallecimientos, de las sorpresas y de las gestas. Froome vino a ganar y ganó, fue profesional hasta la penúltima etapa y consigue así ganar las tres Grandes de forma consecutiva. Si hay un corredor en la actualidad que pueda ganar el doblete Giro/Tour en el mismo año es él, lo conseguirá? En Julio lo sabremos.

Notas:

5 Froome. Soberbio, impecable.

4 Dumoulin. En su sitio, simplemente hubo uno mejor aunque nos quedará la duda de si se equivocó dejando coger tiempo a Froome cuando todavía lo tenía «controlado».

3 Yates. A pesar de su petada monumental ha hecho un grandísimo Giro.

2 Carapaz. Muy por encima de lo esperado ganó una etapa, lució el maillot blanco de mejor joven y luchó el podio hasta el final. Movistar vio la luz en un Giro que se presentaba desolador para ellos.

1 López. Tuvo la recompensa del podio pero sus caídas lo asemejan más a Mauricio Soler que a Urán.