Jamás creí que perdería la ilusión por ver ciclismo, por seguirlo, por analizarlo y por comentarlo. La deriva que ha tomado en los últimos años reduciendo km, con etapas unipuerto, porcentajes de btt, bonificaciones hasta en la sopa, reducción de corredores por equipo, prohibición temporal de pinganillos y demás soplapolleces han conseguido doblegarme.
Este Tour ha sido la gota que ha colmado el vaso. Prudhomme tenía la fórmula de la Coca Cola, y ha decidido cargársela por eliminar el formato original y preparar sucedáneos para los profanos. Las guillenadas para La Vuelta!
Al igual que toda decadencia no viene de un día para otro. Se reducen km en cada etapa, se quitan km CRI, cuando no quitan las CRI directamente, se quita dureza, se reduce el número de corredores y con ello la competencia, y se intenta aderezar con tramos de tierra que sólo sirven para dar morbo y provocar averías y/o caídas. Esto es el nuevo Tour, el nuevo ciclismo.
La decadencia comienza con directivos que no tienen puta idea de ciclismo, que no lo han mamado. Son los que toman las decisiones, y suelen ser muy «progres», lo tradicional malo, vamos a innovar! Pensad en la Coca Cola…
Cuando los directivos están corrompidos llega el turno de hacer lo propio con los árbitros. Fans sin criterio en el mejor de los casos, ciclistas frustrados en el segundo mejor. El tercer tipo es mejor ni nombrarlo. Ya no interpretan el reglamento, ya no saben distinguir un «trascoche legal» de otro que no lo es. No saben «dejar jugar».
¿Y que hay de los directores? Pues hay… Hay mucho que comentar. Suelen ser de la vieja escuela, grupo cerrado de poder con influencia… pero para ellos. Jamás plantan cara a los organizadores, al menos por algo sensato y coherente.
Y por fin llegamos a los corredores. Chavales sin cultura ciclista, en la mayoría de los casos, que siendo buenos deportistas deciden pasarse a dar pedales a cierta edad. Son buenos corredores, pero jamás serán buenos ciclistas. Y en esto último tiene mucho que ver la emergencia de países sin tradición, anglosajones fundamentalmente.
Con este panorama llegó el Covid, y dio a todos estos soplagaitas la coartada perfecta para terminar de implantar «el nuevo ciclismo».
Veamos los nombres propios de este Tour.
Prudhomme. Como por justicia poética la primera jornada de descanso lo mandó para casa tras su positivo por Covid. Pasará a la historia como el hombre que destrozó el Tour.
Sunweb. Equipo guerrillero por excelencia. 3 etapas con Kragh Andersen y Hirschi demuestran que hay vida más allá de la general, si sabes a lo que vienes y planteas bien la carrera. Pena de un Bol más en forma porque sus lanzamientos fueron de libro.
Alaphilippe. Por suerte volvió a su lugar, a ganar etapas. Su tontería y egocentrismo va a más, y corre un grave riesgo de volverse un completo gilipollas, si es que no lo es ya. Cuidado Julien, también se puede morir de éxito.
Hirschi. A la tercera fue la vencida, y una caída nos privó de ver si a la cuarta repetía. Mucha clase, un rodar soberbio, punta de velocidad y valentía. Lo tiene todo para ser un grandísimo corredor y, desde ahora, también tiene su etapa en el Tour.
Carapaz. Llegó a este Tour de rebote y para apoyar a Bernal tras la «movida interna» de liderazgo en Ineos. Las caídas y averías «sobrelastraron» su inicio de carrera ya de por sí lastrada por su falta de forma. Fue el mejor de su equipo trabajando cuando le pidieron, atacando cuando lo necesitaron y casi ganando cuando llegó con Kwiatowsky escapado. Contaba con llevarse la montaña pero Matxin, perdón, Pogacar no dejó ni las migajas.
Porte. Por fin llegó su podio. Dije que no apostaba 0,50 € por él y ahí lo está, 3° en París. Visto lo visto, hasta me alegro. Tuvo que ser en un Tour de mierda y con un recorrido de mierda… No sé si tendrá que ver, pero yo creo que sí.
Van Aert. Sin duda el corredor más valioso de este Tour, de esta temporada y, si me apuran, de todo el pelotón. Hace de todo y todo bien. Sube, baja, llanea, contrarrelojea, lleva a su líder, tira en la montaña y, si le dejan, sprinta y gana. Da miedo pensar en lo que se puede convertir, y más tofavía pensar en lo que ya es.
Bernal. Fue la gran decepción de este Tour. Su equipo y muchos de nosotros apostábamos ciegamente por él pero su cara en la presentación de la carrera dejaba entrever una inseguridad inesperada. Acabó abandonando después de su gran descalabro en un Tour sin etapa reina.
Roglic. Hundido, derrotado y desmoralizado. Así acabo el esloveno este Tour que parecía tener en el bolsillo. El exceso de confianza, una nula estrategia y un corredor de otro planeta lo bajaron al infierno cuando ya tocaba el cielo.
Jumbo. Como decíamos ayer quiso correr como Sky sin ser Sky. Se limitó a llevar el rebaño controlado y a confiar en la CRI de su corredor. Sacrificó a Dumoulin en el primer final en alto en un Tour en el que su máximo rival corría sólo, sin equipo. La cara de sus corredores después de la crono refleja claramente su sentir en esos momentos. Estuvieron todos a una, como grandes profesionales que son, pero la victoria se fue para Emiratos.
Pogacar. ¿Qué podemos decir del crío? Nada, no diremos absolutamente nada. Cada uno que saque sus conclusiones.
Bonus track. Landa 4° y Mas 5°. El primero en su tope como corredor, el segundo en un puesto mucho mejor del esperable, al menos por mí. Landa ya no tiene arreglo, Mas podría tenerlo, sólo tiene que desmarcarse de su mentor y seguir el camino del sacrificio lejos de los focos.
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