Casi un año llevaba alejado del teclado y, esta vez sí, convencido de no volver. Mis nuevas obligaciones estudiantiles me habían mantenido absorto en el Grado que llevo cursando durante todo el año. No, no es de periodismo… aunque a veces también dudo de si en realidad es de educación.
La desconexión creciente que noto con el mundo del ciclismo hizo el resto y, tan sólo Wout I de francia, me hizo pensar en volver. Lo suyo hubiera sido escribir ayer, en cuatro etapas había hecho tres segundos, un primero (y vaya primero) y se había puesto de amarillo. Hoy podría haber sumado un nuevo puesto de honor pero la propensión de Jumbo a las caídas le ha contagiado a él también.
La etapa de ayer fue sencillamente una demostración de fuerza sin igual. Un equipo volcado con su momentaneamente líder y, un momento de forma excepcional sumado a la valentía grupal, hicieron de los últimos 20 kms de etapa una exhibición tan sólo al alcance de los más grandes.
Una pena que Vingegaard no pudiera aguantar ese punch final de V.A, no es que hubiera supuesto una gran diferencia en meta pero sí habría sido una buena ración de moral y autoestima para el discreto y comedido danés.
Así las cosas llegábamos al circo de hoy con los Jumbo prometiéndoselas muy felices pero… algo tiene este equipo con las caídas… y eso que ya no está Tony Martin!! Pero eso de ser saltador de esquí y pasarse de mayor a las dos ruedas tiene sus consecuencias. Que se vaya al btt!! 😉
La sorpresa fue que el primero en besar el suelo fue nuestro amigo V.A. que, lejos de recomponerse de lo que a priori no parecía nada grave, se mantuvo en las posiciones traseras del pelotón una vez iniciados los tramos adoquinados.
Es bien sabido lo que pienso de este tipo de etapas y lo poco o nada que aportan a una G.V. y siempre en forma de caída y/o avería. Esto último fue lo que sufrió Vingegaard cuando rodaba en el grupo delantero y gran parte del pelotón ya circulaba cortado (y con él los coches de equipo).
Los compañeros del danés se afanaron en darle vida prestándole su bici, primero una 4 ó 5 tallas mayor, después una un poco más pequeña y, por fin, en medio de la esperpéntica imagen, llegó su equipo.
Prácticamente todo el equipo se quedó con él, incluso V.A, que se descolgó para ayudar en la persecución. Pero como decíamos no se quedó ahí la desgracia de Jumbo y, cuando ya se habían organizado para intentar minimizar las pérdidas y la diferencia parecía estabilizada llegaba el último mazazo en la etapa de hoy, caída de Roglic (con hombro dislocado).
Se dio la paradoja de ver a Jumbo persiguiendo a los Jumbo que perseguían a Pogacar y cía. Nada que reprochar a la dirección del equipo ni al rendimiento de los corredores entregados como nunca en pro de sus líderes. La diferencia entre sus dos líderes era lo suficientemente grande como para no parar al grupo del danés.
Pogacar no se conformaba con ir a rueda, Arkea no se creía donde estaba y renunciaba a más, Ineos parecía el Burgos en una batalla que no intentaron siquiera librar y V.A, enfundado en ese maillot amarillo que en algún momento hizo el amago de querer perder, comandaba la persecución hasta dejar en apenas un puñado de segundos el botín de Pogacar sobre su compañero y líder del Jumbo para la general, el vigente subcampeón del Tour, Jonas Vingegaard.
Mientras tanto Mas se preocupaba de ir bien colocado a rueda de los que se iban descolgando, su equipo de guardarle las espaldas a Roglic y Cortina de tomar una sidrina y pulir su técnica en el adoquín asturianu de la mano de Lastras.
La etapa se jugaría por delante con una fuga en la que iba el hiperactivo Cort Nielsen, cuatro fugas de cuatro etapas en linea (en las tres primeras no estuvo muy cara), Boasson Hagen, Taco Van der Hoorn, Powless, Gougeard (que no llegaría al final) y, el a la postre ganador, Simon Clarke.
Además de cierto cariño personal es de alegrarse que un corredor que iniciaba el año sin equipo consiga ganar una etapa de entidad como esta en el Tour de Francia.
La resolución de la misma tenía varios frentes abiertos que pueden ayudar a explicar el desenlace final. Powless se jugaba el maillot amarillo con Boasson Hagen, siempre con el permiso de V.A, que finalmente lo mantuvo. El corredor de EF, que contaba con un killer como Cort Nielsen con él, fue el primero en arrancar buscando distanciar a Boasson Hagen una vez su compañero se descolgaba víctima de calambres. Las fugas no estuvieron caras pero las lleva en las piernas.
Boasson Hagen aguantó todo lo posible y más con sus dos compañeros de fuga afilando el cuchillo para, una vez éste encontró su distancia, rebasarlo extenuado en un sprint agónico en el que la fe, y el golpe de riñón final, dio la merecida victoria al australiano.
Por cierto, corrió VDP?
Una vez más ha sido el propio Tour el que se ha encargado de boicotear su producto en la primera semana, y pudo haber sido mucho peor!!